El recién nombrado director del Centro de Corrección y Rehabilitación (CCR) El Pinito, Bernardo Henríquez Maldonado, admitió que el tráfico de drogas en las cárceles es un problema global, que afecta no solo a las prisiones dominicanas, sino a nivel mundial. En una entrevista, Henríquez subrayó que la sociedad no debe ser ingenua sobre el asunto.
«La sociedad tiene que entender y no ser tan ingenua. Todo el mundo sabe cómo penetran las drogas en las cárceles. No solo en El Pinito, ni en La Victoria, en todas las cárceles del mundo existe este flagelo», indicó el director.
Henríquez habló sobre las dificultades para controlar el tráfico de sustancias ilegales dentro de los recintos penitenciarios, afirmando que se utilizan diversas estrategias y herramientas para introducir drogas en los centros de detención, situación que también ocurre en barrios y comunidades de todo el país.
Estas declaraciones se produjeron tras la consulta sobre un incidente ocurrido el pasado mes de enero en el CCR La Isleta de Moca, en el que el recluso Edwardo de Jesús Cruz García resultó gravemente herido durante una disputa relacionada con las drogas, y falleció días después. Henríquez, quien en ese momento dirigía la cárcel de Moca, abordó el tema de manera directa.
Investigaciones en curso sobre muertes dentro del penal
Además, Henríquez se encuentra en medio de una investigación por otro caso de muerte en el CCR El Pinito, donde el recluso Wilber Nicolás Vargas, conocido como «El Guardia», habría sido envenenado dentro del centro de detención el 1 de septiembre de 2024. Las autoridades han identificado a siete agentes penitenciarios como sospechosos de estar involucrados en la muerte de Vargas, y también en actos de tortura contra otros internos.
Los agentes detenidos son Julio Alcibíades Motas Pérez (39 años), Roberto Belarminio De La Rosa Tejada (43), José Luis Agramonte Secion, Yohenny Daury Mora Moreta (36), José Benjamín Jerez Pérez (34), Ariel Merejido Tejada (39) y Santos Beltre Reyes (46). Los cargos que enfrentan incluyen homicidio, golpes y heridas, y actos de tortura contra Vargas y otros internos.
El caso sigue siendo investigado por las autoridades correspondientes mientras las denuncias sobre el tráfico de drogas en el sistema penitenciario continúan.