El presidente Gabriel Boric ha intentado este jueves recomponer el diálogo con el sector privado en el Encuentro Nacional de Empresas (Enade), el principal cara a cara entre el Ejecutivo y el mundo empresarial. Tras tensas semanas de críticas cruzadas, en las que el Gobierno dejó caer que había un sesgo de los empresarios hacia la Administración de izquierdas, la presidenta de Icare (Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas), Karen Thal, abrió la cita lamentando que en los últimos días han sido testigos de “un clima que le hace mal a Chile”. “Nadie en esta sala ni fuera de ella podría decir que las cosas en Chile deben continuar como están”, planteó y le tendió una invitación al mandatario de izquierdas para iniciar “una nueva etapa de colaboración y acuerdos” en beneficio de Chile, que Boric aceptó.
“Sé que hay resquemor, que hay desconfianzas”, dijo el presidente, quien comentó que Karen Thal le dijo antes del encuentro que en Icare habían hecho una consulta y que cerca del 80% de los presentes tenían inversiones detenidas por la incertidumbre. “Y la incertidumbre tiene que ver, por cierto, con hechos objetivos, pero tiene que ver también con la confianza”, remarcó el mandatario chileno que pidió dejar de lado las polémicas y trabajar en conjunto para superar las expectativas de crecimiento. Boric aprovechó de insistir en la necesidad de avanzar en un pacto fiscal y en la reforma de las pensiones. “No es majadería, es convicción; no es ideologismo, como se nos acusa, es realismo. Porque tal como no hay crecimiento sin estabilidad de inversión, no hay estabilidad sin cohesión social y seguridad en todos los planos. Certezas para invertir, certezas para vivir es lo que necesitamos todos”, afirmó.
El presidente chileno defendió que su Gobierno ha buscado “incansablemente acuerdos”, pero que ha costado alcanzarlos debido al ambiente político “crispado”. Acompañado de gran parte de su Gabinete, Boric comentó en una sala abarrotada de personalidades políticas y del sector privado, que leyó las cartas que algunos presidentes de grandes compañías remitieron a sus accionistas y que decían, entre otras cosas, que “la actividad del país está destruida”, que se ha “desperdiciado una década” y que “no hay voluntad de crecimiento”. “También se acusa muchas veces al Gobierno de pecar de inconsistencia o de no tener convicción ni planes para superar las dificultades”, añadió el mandatario en un discurso en el que destacó que en los poco más de dos años que llevan en La Moneda, su Administración ha luchado contra el inmovilismo y promovido cambios profundos que el país necesita. Esos cambios estructurales, sin embargo, no se han concretado -como la reforma tributaria, reforma de pensiones o la enterrada idea de cambiar la Constitución-.
La alta expectación que provocó la Enade de este año responde en gran parte a los dardos que se lanzaron de un lado y otro en las semanas previas. “Hay expectación, pero no expectativas”, se escuchaba en los pasillos antes de que arrancara la cita. Y es que en los últimos días, el secretario general de la presidencia, Álvaro Elizalde, dijo en una entrevista el domingo al periódico La Tercera que le gustaría ver a los gremios empresariales “con una mirada menos ideológica, menos politizada y más vinculada al desafío” que el país tiene por delante. La portavoz de Gobierno, Camila Vallejo, también afirmó que: en ciertos sectores “se instala como una anteojera ideológica, que por ser Gobierno de izquierda no estamos por el crecimiento, que no queremos alianza publico-privada, pero la evidencia dice todo lo contrario”.
El presidente chileno remarcó que han promovido el diálogo y flexibilizado sus posiciones, pero que hay un clima en el que “abundan las líneas rojas y los portazos” y “en donde es difícil obtener compromisos y los pocos que se logran no siempre se cumplen”, apuntó, reconociendo que el clima crispado que impera se ha ido incubando desde hace varios años. “Y todos hemos contribuido de algún modo. Más de una vez he reflexionado sobre los errores o excesos que cometimos en el pasado”, añadió. Hace 10 años que la economía chilena está estancada y el potencial de crecimiento en el mediano y largo plazo, reflejado en el Producto Interno Bruto (PIB) tendencial, es de 2,1%. Tanto el empresariado como el presidente celebraron que el Banco Central subió la proyección de crecimiento para el país en 2024 entre 2% y 3%, aunque todos, también, concordaron que era insuficiente.
Además de los reclamos por una mayor certeza jurídica, mayor seguridad, fomentar una competitividad tributaria para favorecer la inversión económica, una de las grandes presiones que ejerció Karen Thal y Ricardo Mewes, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), fue la necesidad de impulsar una reforma al sistema político para limitar la fragmentación de los partidos y facilitar los acuerdos. “Nuestro sistema político requiere de manera urgente cambios que permitan dar mayores grados de gobernabilidad y recuperar la confianza de la ciudadanía”, dijo Thal. El mandatario, en su turno, dijo estar a favor de aquella reforma y anunció que desde el Gobierno promoverán un acuerdo entre las diferentes fuerzas políticas con el objetivo de legislar sobre el asunto en los próximos dos años. El anuncio fue el más aplaudido entre los presentes y las figuras de la oposición.
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